En
un mundo cambiante, es nuestro deber preparar a nuestros alumnos a
que asuman esos cambios y sepan dar respuestas a las nuevas
situaciones que el futuro les espera.
Para
nosotros como maestros es un reto educarlos para su adaptación en
una sociedad futura y desconocida.
La
creatividad es el arma que va a ayudarles en este menester.
¿Y
cómo podemos trabajar la creatividad?
Con
elementos cotidianos por ejemplo un vaso.
Para
qué puede servir un vaso. Claramente nosotros lo vemos como objeto
que contiene líquidos para ser bebidos pero si preguntamos a
nuestros alumnos las respuestas pueden ser miles.
Para
hacer manualidades, de compás, para plantar macetas, de orinal, para
pintar, en fin miles de usos.
Uno
de los alumnos recuerda que en casa hicieron un teléfono con dos
vasos. Este nuevo tema nos lleva a una investigación interesante.
Cómo
y por qué funciona este teléfono. Aprendemos cómo se transmite el
sonido y cuáles son las características para que transmita el
sonido de forma más optima. Hemos investigado sobre el material,
largura del hilo, forma de los auriculares para llegar al teléfono
perfecto.
Y
entonces llega una nueva propuesta ¿Se puede pasar agua de un vaso a
otro sin tocarlos? Y una nueva lluvia de ideas inunda la clase
utilizando pajitas, investigan y experimentan la teoría de vasos
comunicantes y hacen propuesta tras propuesta cada vez más original
y que vemos que funcionan.
Pero
entonces otra alumna introduce un elemento nuevo papel, para
transportar agua y comienza otra lluvia de ideas originales.
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