LA REVOLUCIÓN DE LOS CALCETINES
Cuando la pedagogía de la fascinación entra en tu aula,
cualquier objeto, olor, ruido... puede resultar una fuente de aprendizaje para
los alumnos y para el profesor. Os voy a contar como surgió una actividad muy
chula en la clase de matemáticas con niños de cinco años. Intentaré detallar al
máximo para no perder detalles.
Toca trabajar la atención, la percepción visual. Pues bien,
guardo en el armario una bolsa con un montón de pares de calcetines de bebé que
guardé para hacer alguna actividad con ellos cuando surgiera. Saqué la bolsa,
nos sentamos en círculo y comencé por lanzar la pregunta: ¿qué creéis que hay
en la bolsa?.... Las contestaciones se centraron en frutos del otoño, hojas
secas.... La cara de sorpresa cuando al vaciarla aparecieron un montón de
calcetines y la risa de los alumnos ya indicaba que iba a surgir algo chulo.
Siguiente pregunta: Si tuvierais que elegir unos ¿con qué par os quedaríais?...
Cada alumno eligió, os podéis imaginar: las niñas la gama del rosa, los chicos
la gama de azules... menos uno que eligió un par que tenían una princesa. Un
alumno soltó una carcajada, pero enseguida le cambió el rostro al ver que los
demás respetaban que hubiera elegido ese par (en caso de más risas seguro que
la actividad hubiera cambiado, me habría dado juego para trabajar las emociones) Después pasé a trabajar los ejercicios de
matemáticas: escondíamos un calcetín y había que darse cuenta de cuál faltaba,
jugamos a emparejarlos, a clasificarlos
por colores.... Y ya por último.... ¡a pensar!
¡Chicos! enseñadme vuestros calcetines. Con gesto divertido
todos levantaron su pantalón de chándal para mostrármelos. ¿Me podríais decir
por qué los lleváis iguales? ¿No los podríamos llevar diferentes?.... Pusieron
cara de sorpresa y en unanimidad contestaron que NO. Yo insistí, ¿por qué
no?... "Pues porque mamá no me dejaría", "porque no se puede
llevar uno de cada manera", "porque van emparejados".... Y yo les decía que seguía sin entenderlo
porque no pasaría nada si los lleváramos diferentes. Les lanzaba preguntas y se
reían: ¿nos olerán más los pies por llevarlos diferentes? "NOOOO"
¿nos dolerán los pies? "NOOOO" ¿nos crecerán más las uñas?
"NOOOO"......... ¿Entonces?......... Y les dije que íbamos a hacer LA
REVOLUCIÓN DE LOS CALCETINES. Al día siguiente tenían que venir con los
calcetines diferentes.
Por la mañana me esperaban en la fila con gesto divertido y
me decían bajito "LLevo un calcetín de cada" y yo les decía
"Sssss que es un secreto". Comenzó la clase, y todos querían
enseñarme sus calcetines. Tres alumnos no los trajeron diferentes, dos de ellos
porque lo olvidaron y uno de ellos
porque no quiso (lo cual me parece muy bien, y demuestra su personalidad) Nos
lo pasamos genial mostrando nuestros calcetines y seguimos buscando respuestas
a por que los tenemos que llevar iguales.
LLegamos a la conclusión de que alguien que manda mucho nos ha ordenado
que los llevemos iguales, les pregunté y ¿quién manda mucho?, hubo tres
contestaciones: ¡las mamás!, ¡la policía! y finalmente ¡el rey!...
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